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sábado, marzo 08, 2014

Rosario Sánchez Mora, "la dinamitera"

Hoy día Internacional de la Mujer voy a hablar un poco de una mujer, cuya historia leí hace unos días, y quedé bastante impresionado por el valor de ella frente a todos los obstáculos que le puso delante la vida.

Rosario Sánchez Mora, huérfana de madre, con dieciséis años acude a Madrid junto a los vecinos que se habían encargado de cuidarla. Al año de estar allí, estalla la guerra civil, y ella se incorpora a las Milicias Obreras del Quinto Regimiento; es enviada al frente para combatir las tropas del general Mola. Ella tiene por entonces diecisiete años.

ladinamitera

Combatirá en primera línea teniendo como arma un mosquetón de siete kilos y las pocas nociones militares que le pudieron impartir desde las trincheras (en la foto es la segunda por la derecha).

Una vez estabilizado el frente con las tropas rebeldes es destinada a la sección de dinamiteros, pero poco después sufre un accidente con un cartucho de dinamita y acaba perdiendo la mano derecha.

Dicen que Ortega y Gasset fue a visitarla mientras se recuperaba, y fue Miguel Hernández la que la inmortalizó componiendo el poema que lleva su nombre (aquí se puede leer entero y aquí está musicado por Vicente Monera).

¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Enseguida que sus heridas curaron, Rosario volvió al frente, primero trabajando en la centralita de comunicaciones, y meses después como jefa de carteros, con la categoría de sargento.

Pero la vida continuaba, y entre balas y muertos tuvo tiempo de vivir un breve amor, que se desarrolló principalmente mediante cartas. El 12 de septiembre de 1937, contrajo matrimonio civil con Francisco Burcet Lucini, sargento de la Sección de Muleros, y en su pequeña luna de miel quedó embarazada; despidiéndose poco después porque su reciente marido era enviado al frente de Teruel.

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Tras la batalla del Ebro dejó de recibir cartas de su marido Paco. Y derrotada la República huye con su padre hacia Alicante para intentar huir de España en barco, dejando su bebé a cargo de la segunda esposa de su padre.

En Alicante ambos son capturados junto a otros quince mil soldados republicanos por las tropas franquistas. Su padre es inmediatamente fusilado, y ella es condenada a treinta años de prisión; de los cuales cumplirá tres, hasta que el gobierno de Franco decreta la amnistía a muchos de los presos, debido a la masificación que había en las cárceles (se da la casualidad que es liberada justo el mismo día que el poeta Miguel Hernández que la había convertido en poema muere en una cárcel de Alicante).

Condenada a no poder volver a pisar el suelo de Madrid, ella se salta la prohibición para poder ir a recoger a su hija. Y desde allí también hará las pesquisas para descubrir la suerte de su marido, al que finalmente descubre casado con otra mujer y con dos hijos (el régimen franquista había anulado los matrimonios civiles que por tanto no se habían hecho por la iglesia).

Rosario encontró de nuevo el amor, y se volvió a casar, teniendo una nueva hija, pero tampoco tuvo demasiada suerte esta vez, porque después de dos años se separó de su segundo marido.

Con su esfuerzo y trabajo sacó adelante a sus dos hijas, e incluso con los años llegó a montar un estanco en Madrid. Entrevistada ya anciana, declaró: “Mi lucha, mereció la pena".

Murió el 17 de abril de 2008.

Para saber más sobre la vida de esta luchadora se puede mirar la biografía escrita por Carlos Fonseca.

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