La Librería

Pequeños retales de literatura

martes, mayo 11, 2010

Nada, más fuga, y luego resurrección

El blog sigue activo, pero yo debo ser como esos osos grises que llegado el invierno hibernan (la RAE que es caprichosa… con lo sencillo que es decir “ojo por ojo sesenta y ojo”). La luz se acaba de ir… acaba de venir… acaba de irse….Hoka Hey elegiste un mal día para escribir. Bue… tengo batería…a mi plin… ya volverá.

Se fue la radio también. El único ruido ahora es el zumbido de mi ordenador. Debe ser algo así como la soledad del escritor. Por cierto no es santo de mi devoción como persona, pero como escritor he de reconocer que Juan Manuel de Prada tiene un talento que no esta disponible para la mayoría de las personas. Una muestra es este artículo que leí ayer en el que Prada intenta encontrar la explicación del por qué Carmen Laforet abandonó completamente la escritura en el último tramo de su vida.

«Cuando Dios le entrega a uno un don -escribió Truman Capote- también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse». Carmen Laforet recibió el don de mostrar con palabras su riquísimo y delicado mundo interior; un mundo interior en constante pugna agónica con el mundo, deseoso de refugiarse del tráfago circundante, deseoso de refrescarse en el venero de una búsqueda espiritual. Pero ese don infrecuente, que le permitía ver el mundo con una penetración que asusta, le fue entregado con un látigo; y la escritora que hizo de su vocación una radical búsqueda de otra vida más plena no tardó en enfrentarse a las plurales desolaciones que afligen al artista cuando su delicado mundo interior se confronta con una realidad que dificulta la consecución de sus anhelos. La misión del artista, del verdadero artista, es siempre una misión dolorosa, porque parte de un fondo de dolor más o menos anestesiado; y cuanto más exigente es su afán por dilucidar la naturaleza de ese dolor -nostalgia, tal vez, de un paraíso perdido-, más se desvanece el efecto de la anestesia. Al final, el artista verdadero alcanza el meollo de su dolor; y entonces sólo le resta abrazarse a él, fundirse con él, algo sobrehumano que se resuelve en misticismo o en desesperación.”


Mi opinión sobre Juan Manuel de Prada es que desde hace años sufre dos procesos irremediables de deterioro: se escora hacia la derecha, y engorda tal burgués apoltronado (me da que todo el proceso comenzó cuando se sentaba a comentar películas en la mesa cinéfila que reunía Jose Luis Garci y algunos de sus amiguetes). Pero como decía antes, afortunadamente su talento para la escritura sigue intacto.

El artículo hace mención de la biografía de Carmen Laforet que publicó RDA con el nombre de “Una mujer en fuga” escrita por Anna Caballé e Israel Rolón (Premio Gaziel). De Anna Caballé leí una biografía sobre Umbral y me gustó, así que imagino que esta nueva biografía también tendrá la misma calidad.

Volvió la luz (Dijo Dios: haya luz y hubo luz y vio Dios que la luz estaba bien). Bueno, sólo me queda disculparme por estos repentinos ataques de silencio. Es como si cada post necesitara de un parto doloroso para ser engendrado. ¡Acabáramos! Si ni siquiera se donde dejé mi instinto paternal, para intentar encontrar ahora mi instinto maternal. Comienzo algunos posts pero no llegan a cuajarse, y sólo escribo retazos; bocetos de palabras que no llegan a formarse totalmente. Fragmentos de textos que finalmente no van al cielo ni al infierno –me está saliendo un párrafo de lo más católico). Y al final quedan almacenados en algún lugar de mi ordenador que debe actuar como el limbo de los post.

Por cierto, hablando de ordenadores. ¿Oyeron hablar del virus del doble acento? Puff el mundo de la informática merecería un capítulo aparte (un capítulo lleno de insultos). Tuve problemas con el maldito virus. Y tal médico al que le cambian el bisturí por una sierra oxidada, me mentalicé para la operación dispuesto a sanar al paciente. Basta decir que cuando lo que podría haberse explicado como la simple extracción del apéndice, se convirtió de repente en la inevitable extracción de un riñón, y que al conseguir trasplantar al paciente uno sano; la sangre inundó la pleura; un trombo se fue hacia la pierna, y los ojos del paciente se pusieron a hacer chiribitas. Fallo multiorgánico. Como esas escenas de House en las que al pobre paciente le toca sufrir algún tipo de parada cardiorrespiratoria a mitad de cada capítulo. Pues más o menos. Todos los dioses de la computación parecían reclamar el fatídico desenlace de mi ordenador (gritaban Bip, Bip, Bip mientras chispean sedientos de electrones mientras cortocircuitan sus tubos de neón).

Y entonces se obró el milagro y mi ordenador resucitó.
Resucité al tercer día, en el psiquiátrico… Dos links de propina:

- Miquel, 15 años en la calle.
Impactante, emotivo, y talentoso blog de Miquel Fuster, un mendigo que en algún momento de su vida fue dibujante, ilustrador y pintor. Todo se torció. Y acabó durmiendo en las calles. Ahora le pide una segunda oportunidad a la vida. Sus dibujos son impactantes y hermosos. Su prosa va acorde con la belleza de sus dibujos. Si no fuera por que en este caso me parece que decirlo tiene algo de obsceno, creo que lo presentaría como una auténtica delicatessen de blog.

-No soy Patricia Conde.
Si ella lo dice, habrá que creerla. Su blog no deja de tener algo de clásico por su sentido más intimo. A la vez que está salpicado por borbotones de humor (ejemplo: me parto con las encuestas que hace). Y de paso, le doy desde aquí también a ella algún tipo de ánimo o enhorabuena porque hace apenas un par de meses tuvo un accidente de coche del que se despertó después de pasar varios días en coma. Aunque basta leerla un poco para descubrir que ya parece que está completamente recuperada. Ella es de armas tomar. Pero cien por cien salerosa.

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