La Librería

Pequeños retales de literatura

lunes, junio 04, 2007

Don't you forget about me

Me va a permitir mi querida lola que comience este post con parte de sus palabras con las que hace unos días me sorprendió en mi buzón:
“Un extraño escalofrío ha recorrido mi espalda, y antes de que me llegara al ombligo, me he puesto a escribirle, sin pensar muy bien lo que iba a decirle, pero pensando a la vez: ¿quién era aquella que era yo hace tantos años? ¿Y qué tiene que ver aquella que yo era con la que soy ahora? ¿Cuántas cosas de entonces perduran todavía? ¿Qué extraño mecanismo emplea el tiempo para hacernos creer que hemos cambiado, si a la postre seguimos siendo los mismos?”
Esta es sin duda mi lola en estado puro y sin duda yo también debo serlo (Dejé pasar un par de días antes de leer completamente sus palabras, y eso no debe ser algo demasiado normal). Pero supongo que soy lo suficientemente perspicaz para entender los matices de una conversación sólo escuchando la primera parte. Lola, estaba melancólica, y yo prefería no estarlo. No me gusta hacer balances de mi vida, supongo que por miedo a algunos fantasmas que siempre están presentes.
Recuerdo que el otro día me hablaron del nuevo anuncio de Cocacola. Tengo un automatismo perfeccionado con los años para hacer zapping mientras dan los anuncios y así nunca verlos, pero ya que me hablaron de éste, lo busqué en Internet y aquí lo coloco.
Hace poco también me llegó otro mail hablando de la generación X de Coupland (siempre pensé que esta se suponía que correspondía a la anterior a la mía, pero según ese e-mail tal vez esté en ella sin saberlo). Sea como sea, ya que al final como me temía, nos hemos puesto sentimentales, no puedo dejar de cantar el tema que suena en el anuncio de la Cocacola. ¿Lo reconocen?
Son Simple Minds con aquello de Don't you forget about me. Canción que inevitablemente la relaciono con aquella película del Club de los cinco, donde unos chicos de distintos perfiles adolescentes tenían que permanecer castigados en una biblioteca. Chicos aparentemente conflictivos, que al principio de la película casi se odiaban entre ellos, mientras que al final en un ejercicio de sinceridad cada uno contaba sus miedos y sus sueños (la princesa guisante debería darle una nueva oportunidad a Salinger). Sin duda El club de los cinco es una buena película que bien podría haber marcado nuestra generación.

Mi querida lola, que bueno es siempre volver a saber de ti.

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