La Librería

Pequeños retales de literatura

jueves, junio 28, 2007

Las cosas que me harían feliz...

Mañana segunda kdd bloguera literia (supuestamente, ¡al menos nos regalaremos libros para disimular!). Para más información leer como siempre El Cuchitril. Quien quiera venir por supuesto será bienvenu. No tengo casi tiempo así que iré abreviando. Tengo que terminar lo que llevo entre manos y de paso contestar unos cuantos e-mails, y espero hacerlo todo esta tarde y salir vivo del intento.

Me despido con un ejemplo de sabiduría oriental con unas líneas del escritor chino Lin Yutang en su libro “La importancia de vivir”.

"He aquí las cosas que me harían feliz. No deseo otras. Quiero un cuarto propio donde poder trabajar. Un cuarto ni particularmente limpio ni ordenado... sino confortable, íntimo y familiar. Con una atmósfera llena de humo y el olor de viejos volúmenes y de incontables olores... Quiero trajes decentes que haya usado por algún tiempo y un par de zapatos viejos. Quiero una ducha en verano y un buen fuego con leños en invierno. Quiero un hogar donde poder ser yo mismo. Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades, las matrimoniales y las demás; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.
Quiero una buena cocinera que sepa hacer sopas deliciosas y un viejo sirviente que piense que yo soy un gran hombre, pero no sepa en qué reside mi grandeza.
Quiero una buena biblioteca, buenos cigarros y una mujer que me comprenda y me deje libertad para hacer mi trabajo.
Quiero libertad para ser yo mismo".

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sábado, junio 23, 2007

La buena estrella...

Hace años el viejo Stein me enseñó los versos de Kipling en el archiconocido “If” que dicen aquello de que tanto el triunfo y la derrota son en realidad impostores (“If you can meet with triumph and disaster and treat those two impostors the same…”, aquí hay una entrada de La Librería donde ya hice mención del poema).
Ciorán, dueño de conocimiento, pesimismo e ironía (fórmula que funciona en sus porciones justas), escribió estas líneas en una carta en la que mencionaba a Borges:

“El mes pasado, durante su visita a París, me pidió usted que colaborara en un libro de homenaje a Borges. Mi primera reacción fue negativa; la segunda también. ¿Para qué celebrarlo cuando hasta las universidades lo hacen? La desgracia de ser conocido se ha abatido sobre él. Merecía algo mejor, merecía haber permanecido en la sombra, en lo imperceptible, haber continuado siendo tan inasequible e impopular como lo es el matiz”

Continuando con este name dropping del cual me arrepiento en la medida que me divierte, diré en defensa de Borges que hay una cita que se le atribuye en la que declara: “todos somos víctimas de nuestra gloria”.

Hoy vayan a saber por qué me siento como el Macario cuando Jose Luis Moreno le metía la mano por sus posaderas (salvando por supuesto las distancias con la metáfora :D). Sí, estoy bastante animado, tal vez porque es vigilia de San Juan, y es una precioso día, que anuncia la noche más corta del año. Y porque esta noche al amanecer seguramente acabaré bañándome en una playa de Barcelona reventado de cansancio (una aventura que tal vez cuente otro día). Es curioso, esta noche fue muy movida en mi calle, con bomberos primero sobre las doce y con ambulancias y policías, después, sobre las cuatro, como uno de aquellos programas de Historias para no dormir.
Pero pese a problemas para insomnes; pese a que el tiempo me apremia -y no saben hasta que punto-; pese a viento y marea, me siento con muchas ganas de reirme esta noche, hasta el punto que había decidido terminar este post con las palabras de Jaime Sabines sobre Job. También algún día tendríamos que hablar del pobre desgraciado de Job, y es que durante años llevé escritos en una carpeta de instituto sus lamentos. Y supongo que aún conservo parte del dolor. Pero hoy el tema era la buena estrella…
No me defrauden, pasen todos una bonita Nit de Sant Joan!!!

Preocupación de Job

De pronto, me siento perseguido por la buena suerte. Todo me sale bien. Disfruto de salud,de amor y de dinero. ¿Qué hice? ¿qué debo hacer para merecerlo?
¿Es una más de tus pruebas, Dios mío?
Jaime Sabines

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lunes, junio 18, 2007

Pain, I can't get enough

El otro día tuve con Maurici dos conversaciones curiosas, la primera acerca de Bargalló al frente de la Ramon Llull y el jaleo montado en Frankfurt; evidentemente ambos enfocamos el tema desde puntos de vista opuestos. La segunda fue más en un total despliegue de grupos musicales por parte de ambos. Creo que él tiene más cultura musical que un servidor, que ya es decir, ¿quién si no sabría decir que Gus Gus es un grupo musical que nada tiene que ver con el con el más sencillo y monótono Gus? Pensamiento lateral: ¡Y que sencillo sería si nuestros los problemas se pudiesen arreglar añadiendo un poco más de sémola a la vida!
De todas maneras, enchufo el hilo musical y pongo un video del grupo Three Days Grace, ya que el descubrimiento de este grupo me tiene fascinado. Y ya que no paro de recomendarlos a mis amigos, pues tampoco está de más poner aquí una muestra.
Importante (ja,ja) no confundir Three Days Grace con Three Days of Grace (este segundo es un grupo de música harcord o trash, o como demonios se llame al exceso de ruido enlatado).
La canción es Pain y pertenece al disco One-X.



Pain, without love
Pain, I can't get enough
Pain, I like it rough
'Cause I'd rather feel pain than nothing at all
You're sick of feeling numb
You're not the only one
I'll take you by the hand
And I'll show you a world that you can understand
This life is filled with hurt
When happiness doesn't work
Trust me and take my hand
When the lights go out you will understand

Dolor, sin amor
Dolor, no puedo conseguir suficiente
Dolor, me gusta áspero
Porque antes prefiero sentir dolor que nada
Estás enfermo de sentirte insensible
No eres es el único
Te tomaré de la mano
Y te mostraré un mundo que podrás entender
Esta vida está llena de heridas
Cuando la felicidad no manda
Confía en mí y coge mi mano
Cuando se apaguen las luces entenderás.

(la traducción es mía, así que sean benévolos)

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sábado, junio 16, 2007

Versión libre sobre un poema de Antonio Machado

Guiomar, dulce Guiomar, encontrada en el malecón donde a Vinicius de Moraes se le abrió el mundo al descubrir el contoneo de las caderas de su chica de Ipanema. Mi querida Guiomar, paseabas tus tobillos blancos de nácar sobre la cálida playa, mientras lenguas plateadas besaban tus pies. Y yo te dibujaba en mi mente, como el pintor que ansía capturar la realidad del instante, sabiendo que en el fondo es tarea inútil, pues está escrito en el libro de la vida, que todo lo que es intenso no debe perdurar. ¡Ay Guiomar!, escribiré tu nombre sobre la arena, y dejaré que cuando suban las aguas preñadas de luna, lo devuelvan al mar, pues tu siempre fuiste una bella sirena donde yo era un simple y torpe pescador. Pero no olvides Guiomar, que si cada día reparaba las redes y dejaba que mis dedos se agrietaran bajo el castigo del árido sol, era porque una vez cuando era pequeño ví tu reflejo moverse sobre el agua cristalina. ¡Ay Guiomar! Resuenan coros cristianos a lo lejos, para recordarnos que he de mirarte a los ojos, y no puedo dejar de pensar que lo único que me apetece es echar mi barca a la mar.

Sirena

La foto es de Katrina Stranger

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jueves, junio 14, 2007

Maestro de marionetas

Para quién no lo sepa, que es casi la práctica totalidad del mundo, ayer cumplí treinta y tres años. Una nueve fecha que anotaré en el tablón de mi vida (algún día os lo enseñaré). Ahora tengo nada más y nada menos que la edad de cristo crucificado y a mis espaldas unas cuantas cruces, aunque no tantas para que el peso me resulte demasiado pesado.
Lo escribo esto mientras escucho la magnífica banda canadiense de Three Days Grace (Tres días de gracia). ¡Imposible no recobrar algo de fuerzas con tan buen metal! Sólo tres días de gracia ¿no creen que es demasiado poco tiempo? Casi tanto metal y tantas cruces como las del maestro de marionetas... Me parece curioso ese símil de las cruces que sustentan a toda marioneta (“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida…”)

Ahora precisamente suena el temazo Time Of Dying (época de morir).

“I will not die (I will not die)
I will survive
I will not die,
I'll wait here for you
I feel alive, when you're beside me
I will not die, I'll wait here for you
In my time of dying”

Leí hace unos días que a los pipiolos salidos del Instituto les salió en el examen de Selectividad una pregunta de Blas de Otero. Recuperando la reflexión que r.f. me hizo el otro día, tal vez si me hubieran preguntado a mí sobre Blas de Otero algún examinador hubiera redescubierto de nuevo la literatura. ¿Pretencioso? Siempre.

ECCE HOMO
En calidad de huérfano nonato,
y en condición de eterno pordiosero,
aquí me tienes, Dios. Soy Blas de Otero,
que algunos llaman el mendigo ingrato.
Grima me da vivir, pasar el rato,
tanto valdría hacerme prisionero
de un sueño. Sí es que vivo porque muero,
¿a qué viene ser hombre o garabato?
Escucha cómo estoy, Dios de las ruinas.
Hecho un cristo, gritando en el vacío,
arrancando, con rabia, las espinas.
¡Piedad para este hombre abierto al frío!
¡Retira, oh Tú, tus manos asesinas-
no sé quién eres tú, siendo Dios Mío!

Blas de Otero.

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lunes, junio 11, 2007

El lenguaje de los pájaros

Llevo unos días en que me siento muy cansado tanto física como intelectualmente, así que no se extrañen sin las palabras salen en cuentagotas.
Una de las pocas películas que recuerdo cuando era niño se llamaba La rebelión de los pájaros (el título viene a ser una síntesis bastante buena del argumento como suele ocurrir en las películas infantiles y quedando a años luz del suspense que Hitchcock deja caer con el ambiguo “Los pájaros”). Como iba diciendo, en aquella película actuaba el grupo Regaliz (mucho mejor que los resabidos de Parchis chis chis). Es de mérito mencionar que en algún plano de la película creo que salía alguno de mis mejores amigos pues esta película fue rodada en Barcelona.
Ocurría que un día de repente desaparecían todos los pájaros de una ciudad, hartos de la contaminación existente, dejando los amaneceres de las calles sumidos en un dramático silencio. Los niños, en edad de percibir todos los detalles de lo que ocurre, eran los primeros en darse cuenta de la huida de los pájaros, y en una especie de rebelión en cadena, ellos mismos también se rebelaban contra el mundo de los mayores. El primero en hacerlo era el siempre jovial Jorge Sanz -un pacto con el diablo lo explicaría todo-, que en el papel de baroncete rampante se encaramaba en un árbol y una vez allí se negaba a bajar...

Pues eso, que no tengo ganas de cantar, y aún menos de bajarme del árbol.

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lunes, junio 04, 2007

Resurrección

Tengo que salir pitando de my house. Dejo una perla, porque esta canción me encanta casi tanto como su casi homónima del Ultimo de la fila.



Artista: Amaral
Album: Pájaros en la cabeza
Canción: Resurreción

Siento que mi alma se encuentra perdida
que se juntan la noche y el día
siento que si te veo
terremotos recorren todo mi cuerpo
Haces que se vaya mi melancolía
me devuelves de nuevo a la vida
Antes de llegar siquiera a conocerte
mucho antes ya te quería
como lo inalcanzable
sí, así, así te quería
Haces que se vaya mi melancolía
me devuelves de nuevo a la vida
tú haces que se vaya mi melancolía
me devuelves de nuevo a la vida
haces que se vaya mi melancolía
me devuelves de nuevo a la vida
Quiero un mundo nuevo
mi corazón no lo compra el dinero
quiero palmas que acompañen a mi alma
Haces que se vaya mi melancolía
me devuelves de nuevo a la vida
tú haces que se vaya mi melancolía
me devuelves de nuevo a la vida
me devuelves de nuevo a la vida
Resurreción

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Don't you forget about me

Me va a permitir mi querida lola que comience este post con parte de sus palabras con las que hace unos días me sorprendió en mi buzón:
“Un extraño escalofrío ha recorrido mi espalda, y antes de que me llegara al ombligo, me he puesto a escribirle, sin pensar muy bien lo que iba a decirle, pero pensando a la vez: ¿quién era aquella que era yo hace tantos años? ¿Y qué tiene que ver aquella que yo era con la que soy ahora? ¿Cuántas cosas de entonces perduran todavía? ¿Qué extraño mecanismo emplea el tiempo para hacernos creer que hemos cambiado, si a la postre seguimos siendo los mismos?”
Esta es sin duda mi lola en estado puro y sin duda yo también debo serlo (Dejé pasar un par de días antes de leer completamente sus palabras, y eso no debe ser algo demasiado normal). Pero supongo que soy lo suficientemente perspicaz para entender los matices de una conversación sólo escuchando la primera parte. Lola, estaba melancólica, y yo prefería no estarlo. No me gusta hacer balances de mi vida, supongo que por miedo a algunos fantasmas que siempre están presentes.
Recuerdo que el otro día me hablaron del nuevo anuncio de Cocacola. Tengo un automatismo perfeccionado con los años para hacer zapping mientras dan los anuncios y así nunca verlos, pero ya que me hablaron de éste, lo busqué en Internet y aquí lo coloco.
Hace poco también me llegó otro mail hablando de la generación X de Coupland (siempre pensé que esta se suponía que correspondía a la anterior a la mía, pero según ese e-mail tal vez esté en ella sin saberlo). Sea como sea, ya que al final como me temía, nos hemos puesto sentimentales, no puedo dejar de cantar el tema que suena en el anuncio de la Cocacola. ¿Lo reconocen?
Son Simple Minds con aquello de Don't you forget about me. Canción que inevitablemente la relaciono con aquella película del Club de los cinco, donde unos chicos de distintos perfiles adolescentes tenían que permanecer castigados en una biblioteca. Chicos aparentemente conflictivos, que al principio de la película casi se odiaban entre ellos, mientras que al final en un ejercicio de sinceridad cada uno contaba sus miedos y sus sueños (la princesa guisante debería darle una nueva oportunidad a Salinger). Sin duda El club de los cinco es una buena película que bien podría haber marcado nuestra generación.

Mi querida lola, que bueno es siempre volver a saber de ti.

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sábado, junio 02, 2007

De quesos y besos

Hablaremos un poco del día de ayer, que por varias razones fue un día muy especial. Pero como decía la televisiva Mayra Gómez Kemp: “Hasta ahí puedo leer”, así que no sean malos y no me tiren de la lengua. Ayer celebramos uno de esos macrocumpleaños que periódicamente se celebran dentro del seno del grupo de Sants –mi grupo de amiguetes de toda la vida-. Reunidas unas veinte personas en el restaurante Opalina con especial atención en el espectáculo del reparto de regalos.
Estuvo muy gracioso que uno de los cumpleañeros: don Anjo (con el que habitualmente hacemos negocios financiando el chino de al lado de mi casa, a cambio de un quimérico barco de jade) se currara un dibujo de todas las personas que se pueden considerar que pertenecen al grupo, aunque sean ya unos cuantos los que por el precio del ladrillo vivan ahora en extrarradio de nuestra city). Fue muy divertido juzgar sus dotes de dibujante, mientras todos jugábamos a identificar a las personas que componían el dibujo enmarcado. Dibujo que fue regalado a Isaac y Nuria, como compensación a deudas pendientes, y que ayer estuvo especialmente apropiado.
Y puestos a contar algo contaré algo que seguramente no merece la categoría de ser contado, pero que para mí tuvo una cierta gracia aunque la mayoría de la gente no captó la ironía. Supongo que siempre ha habido una conexión especial entre Isaac y yo (es que nos conocemos desde que teníamos menos de diez años y ya desde entonces tenemos la buena costumbre de reírnos de todo).
Estuvo muy ocurrente Isaac, gran gourmet del queso -rasgo que seguramente le viene por parte de su afrancesada madre- comprobó como el surtido de quesos que tenía delante había volado en un pis pas, y con un impostado enfurecimiento exclamó levantándose de la mesa: “¿Quién se ha comido mi queso?”. Luego ya remató la jugada regalándole a Roberto una especie de libro de economía para no economistas, del que me es imposible recordar el título preciso, aunque si que recuerdo que cuando ví que la portada de un libro asomaba por el papel de regalo, adopté mi papel de bibliófilo inquiriendo por el título a Robertinho, y este me respondió con una sonrisa acompañada con ese gesto que se hace arqueando las cejas y que indica desconcierto.
Y ahora mi guinda personal, una pregunta nerudiana: ¿qué hicisteis pálidas lombrices del queso capitalista?

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