La Librería

Pequeños retales de literatura

lunes, febrero 19, 2007

La vida en un xip

Siguiendo la estala de las anteriores líneas las junto a estas otras escritas hace un par de meses, pero por una cosas y otras el archivo se había perdido entre otros muchos, y no me apetecía volverlas a escribir (principalmente hablaba del libro de la lectura del libro de un amigo), así que supuse que con el paso de las semanas saldrían a flote como canta el grillo a la llegada de la noche. En estas semanas muchos de los problemas informáticos de los que hablo se han solucionado, gracias a mi esfuerzo constante (que viene a ser un "no sé pero voy probando posibilidades" hasta que por arte de birlibirloque se arregla).

Nota: El arte de abrir el Emule vino por gracia del amigo Pit Bull, que tiene un master en arreglar y joder routers. Que por cierto, como en casa del herrero cuchara de palo, y sus problemas con emule vienen de la época victoriana, el otro dia que nos vimos exclamó henchido de felicidad: "Emule ya no vale, el futuro es Ares". Yo de momento paso de complicarme la vida con otro p2p, mi mulita va tirando y tal Platero ya nos hemos hecho demasiado amigos para que su abandono no me afecte sentimentalmente.

A todo esto vayamos con lo que escríbí hace eso, un par de meses. Lo parto en dos porque una de las cosas de las que hablo es la crítica del libro del amigo Iván Humanes, un bloguero con el que Palimp y yo nos juntamos de vez en cuando. Y no quiero que la crítica quede sumergida entre tanta verborrea. Así que primero un previo y luego el libro de Iván.

"La informática es una eme, y quien se crea que tiene argumentos para rebatir esta información es que no ha visto con sus propios ojos la red que mantiene la Empresa.
Un ordenador con router y ADSL que está en el taller, otro ordenador que mejor no tocarlo demasiado porque de vez en cuando le dan achaques de vejez. Una conexión wifi en un portátil que no sirve de nada salvo para decir que está, porque no pilla ni el router que tiene a cinco metros (supongo que hay un problema de configuraciones). Pero lo peor es que si se mantiene la wifi probando, no tarda ni cinco minutos en dar un tipo de error y el anuncio de la autodesconexión. ¡Maravilloso! Hace unos años nuestros abuelos deseaban que sus hijos se casaran con médicos, farmacéuticos y abogados (vale la forma femenina en el caso que la Academia la de por válida). En el futuro desearía que mis futuros hijos e hijas se casasen con informáticos e informáticas. Así cuando llegasen las Navidades nos sentaríamos enfrente de la chimenea a hablar de conexiones USB y puertos dinámicos, y al mirar en los calcetines de Papa Noel encontraríamos lo último en Pendrives o PDAs. Y aunque yo jugase a hacer bolitas con miguitas de pan y no me enterase de nada en las conversaciones de sobremesa; saldrían lágrimas de mis ojos de tanta emoción acumulada.
Que bien se acaba de ir la luz…. Suerte que estoy en el portátil con batería autónoma, que sino otro posible problema (irse la luz puede suponer un auténtico caos en los sistemas informáticos… sólo hace falta que el duendecillo esté de mala leche). Volvió la luz.

Tantos problemas informáticos significan un mayor consumo de tiempo en asuntos ajenos. He recibido nuevas de lola y Tiburón Martillo, me alegra saber de ellos. Este fin de semana planeo llamar largo y extenso a Valladolid (ella también se lo merece).
Estos días me sobra tiempo para leer. Lo primero, sigo leyendo Azules de Milanesi. Y sigo fascinado con sus palabras. Copio un final de uno de los cuentos que me hizo reír a carcajadas, seguramente no lo entenderán, pero bastará decir que es la carta de una mujer le envía a un hombre que tuvo la ocasión de besarla, y no lo hizo porque creyó que el no hacerlo era un acto de nobleza. A mis brazos mi querido Guido.

Vladisvostok. Hotel Royal.
Petit ami:
El Diablo me sopla un último pecado, y el Señor me ordena cometerlo para que yo conserve en mí, para el futuro, la amargura y el horror de la culpa.
Lo cometo. He aquí: Yo tendría que tener mi alma eslava llena de admiración inmensa por lo que usted hizo ayer: nada habría podido ser más noble, más verdaderamente italiano. Pero si yo tuviera que resumir de una manera exacta y concisa la impresión que me ha quedado, no tendría otras palabras sinceras más que éstas:
Petit amí, vou êtes un sot. Adieu.
Alexandra.

Traduzco por si alguien sabe menos francés que yo: pequeño amigo, usted es un tonto."

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